¿Quieres saber más de tu Psicóloga Online?

Este artículo va para aquellos curiosos que deseen saber un poquito sobre mí y cómo llegué a ser psicóloga online.

Por lo que si estás leyendo esto, espero que lo disfrutes. 


Muy pocas veces hablo de mí misma. Ni en público, ni con las personas con las que trabajo, ni mucho menos lo dejo por escrito a la vista de todo el mundo. Estoy más acostumbrada a escuchar a los demás que a hablar de mí misma (no sé por qué será). Y, la verdad, creo que se me da mejor.


Aún así, pienso que ya va siendo hora de que desvele un poco de mi propia historia personal a todo aquel que quiera leerme (si no te interesa, es el momento de parar e irte a otro blog ;) ).


Para comenzar, diré que mi infancia no fue la mejor del mundo. Tampoco la peor. Pero sí que cuando  las personas hablan de que tuvieron una infancia feliz no me acabo de sentir identificada. Sé que nadie tiene la culpa de eso. Tal vez las circunstancias. Quizás por ese motivo siempre me sentí atraída por la psicología (aunque no recuerdo ningún momento de mi niñez en el que dijese que quería ser psicóloga. Yo quería ser “bailaora”, “pintora” y “policía”, aunque en ese momento no tenía muy claro cómo iba a combinar todo eso).


Un poco ya más crecida, he de decir que estudiar la carrera de psicología tampoco fue mi primera opción. Empecé otra, para posteriormente deshacer el camino sobre mis pasos y plantarme en primero de psicología en Valencia. Me gustó. Demasiado. Y aunque en su momento dudé, ahora sé que no me equivoqué.


Volver sobre nuestros pasos para empezar de nuevo a veces es la solución ideal, sobre todo, si el camino tomado no nos hace sentir bien. Al fin y al cabo, esto va de vivir nuestra vida y disfrutar cada momento. Las reglas rígidas acerca de cómo deben ser las cosas sobran. Sólo provocan sufrimiento. Y eso es algo que también he aprendido a lo largo del tiempo.


Hay muchas personas sufriendo inútilmente por este motivo, por hacer las cosas como “deben hacerse”. Y yo me pregunto, ¿qué sentido tiene amargarse la vida cuando puedes empezar desde cero? Nunca es tarde mientras estés vivo y  la gran mayoría de tus limitaciones están en tu cabeza. Esto puede sonar demasiado a dichos populares o frases que circulan por internet, sin embargo, no por ello son menos ciertas. Vas a vivir una vez y el miedo a salir de la zona de confort puede, no sólo dirigir tu vida sino impedirte que consigas la vida que deseas.


Durante la carrera me di cuenta de que gran parte de todos los trastornos y traumas que pueda estudiar un psicólogo los tenía yo. Era un desastre en cuanto a habilidades sociales, perfeccionismo, rigidez, ansiedad, melancolía y rencor. El cocktail perfecto. Si lo pienso, todavía me asombro de lo bien que estoy ahora y lo feliz que me siento. Es una prueba más de lo que puede cambiar la vida “abrir la mente”.


Elegí la especialidad -clínica- casi por intuición. Sabía que lo que me gustaba era la terapia, en eso no tuve dudas. Las tuve después, cuando no sabía a qué dedicarme.


Y como dice el dicho “ningún viento sopla a tu favor si no sabes hacia dónde vas”. Esa frase me ha acompañado durante muchos años de mi vida. Di muchas vueltas sin saber hacia dónde girar antes de decidirme en qué trabajar (y otras tantas antes de pensar en montar todo el tinglado que hoy llevo).


Y de ahí, otra cosa que aprendí: a reflexionar y mirar qué dirección tomar antes de echar a andar. Y sobre todo, a no dejar que mis miedos guiasen mi camino. Esta es una reflexión más profunda, pero en muchas ocasiones las personas nos guiamos por nuestros miedos. Hacemos cosas para evitar lo que no queremos que suceda. Eso es un error. Nuestros miedos sólo existen en nuestra cabeza y, si no los “atacamos” ahí, nos acompañarán vayamos donde vayamos. Sólo liberándonos de ellos podremos seguir el camino hacia nuestros sueños.


Lo que ahora ya es parte de mi identidad, decir que “soy psicóloga”, en un principio me sonaba raro. No imaginaba haber escuchado la cantidad de historias que he escuchado ni todas las emociones que se pueden vivir en un mismo día. Me atrevo a decir que es un trabajo que “engancha” y que, por supuesto, te cambia como persona.


¿Qué es lo que ha cambiado en mí?


Prácticamente toda yo. Aprendo con cada persona, con cada historia. Y eso es lo mejor de todo, que yo también me llevo algo y crezco con cada una de las personas con las que trabajo.


Jung, una figura clave dentro de la psicología, nos dejó un mensaje esencial al resto de psicólogos hablando de esto. Él dijo “aprenda todas las teorías, domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”. No puedo estar más de acuerdo. Hacer terapia implica no sólo tener ciertos conocimientos sino también centrarte en la persona que tienes delante, intentar ver el mundo a través de sus ojos. Implica una parte de humanidad.


Y así, esta se ha convertido en mi forma de trabajo y de vida. Ser psicóloga es un trabajo gratificante. Ver el proceso de una persona, desde que llega un primer día hundido hasta que se levanta, es algo que no deja indiferente y de lo que me siento afortunada de vivir.


Además, gracias a las nuevas tecnologías, las personas a las que atiendo pueden estar comunicadas conmigo estén donde estén, lo cual es una gran ventaja. Por esta misma razón decidí lanzarme dentro de la terapia online. Internet ha abierto puertas inimaginables, ¿quién soy yo para cerrarlas?¿quién soy yo para negarle la ayuda psicológica online a alguien si podemos trabajar de este modo?


Realmente trabajar así es algo que no imaginaba en el pasado. ¿Verme trabajando como psicóloga en Valencia? No. ¿Y cómo  psicóloga online? Pues tampoco. A veces soy yo la primera que me asombro, sin embargo, he de decir que me encanta.


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